Las
úlceras por presión (UPP) o úlceras de decúbito son la consecuencia de una lesión
tisular en cualquier punto del cuerpo, como consecuencia de una disminución de
oxígeno y nutrientes producida por una presión o fricción prolongada.
Desde
el punto de vista fisiopatológico se producen como resultado de una presión sostenida en algún punto
de la piel, en aquellas áreas anatómicas en las que ésta se
apoya sobre un plano óseo poco almohadillado por la grasa subcutánea.
No
obstante, una úlcera por compresión es también la provocada por una férula de
yeso incorrectamente aplicada en un paciente ambulatorio.
Es un problema más frecuente en
ancianos y en personas encamadas y con dificultad de moverse por sí mismas, y
que deteriora en gran medida la calidad de vida de las personas que las sufren.
Etiopatogenia:
Una
compresión que supere la presión capilar normal (que oscila entre 6 y 32 mm Hg)
conllevará isquemia.
La
grasa y el tejido muscular son más susceptibles que la piel a la isquemia, por
este motivo una lesión diminuta en la piel puede ocultar una lesión más
profunda y extensa.
Las úlceras por decúbito se
producen como resultado de una serie de factores mecánicos entre los que se
encuentran:
a)
Fuerza de presión: presión circunscrita mantenida sobre una zona de la
piel como consecuencia de la gravedad. Se provoca aplastamiento tisular entre
dos planos, es decir la piel y una superficie externa (cama, sillón…). El
simple peso del cuerpo en personas encamadas,
con escasa movilidad, puede provocar la aparición de úlceras por
presión.
b)
Fuerza de fricción: se produce al deslizarse dos superficies
adyacentes ocasionando estiramiento de los vasos sanguíneos con lo que se
favorece la isquemia. Ocurre en personas sentadas que se deslizan hacia el
suelo o en personas encamadas que se deslizan hacia los pies de la cama porque
tienen elevada la cabecera. El área más vulnerable es la zona sacra.
c) Fuerza de rozamiento: es una
fuerza que combina los efectos de presión y
fricción tangencial
aplicada sobre la piel al deslizarse sobre una superficie con la que contacta
(sábana, vendaje…). Por ejemplo la posición de Fowler (paciente semisentado,
formando un ángulo de 45º con las piernas están ligeramente flexionadas y los
pies en flexión dorsal) puede provocar fricción en sacro y presión sobre la
misma zona.
Factores
de riesgo:
-
Extrínsecos:
Humedad (puede aumentar la fricción entre dos superficies y
provocar maceración. Es frecuente en la incontinencia urinaria y fecal),
cuidados insuficientes (falta de cambios posturales).
-
Intrínsecos: Edad, incontinencia, disminución de
la sensibilidad dolorosa (paraplejia), malnutrición (hipoproteinemia), bajo
nivel de conciencia.
Localización.
Normalmente
se producen en los puntos de apoyo del cuerpo coincidentes con las prominencias
óseas. Si el paciente se encuentra en decúbito supino las UPP aparecen en
occipucio, omóplatos, codos, sacro y talones. Si el paciente se encuentra en
sedestación las UPP aparecerán en el sacro.
Clínica:
Puede aparecer desde una zona de
eritema invariable a pesar de ejercer presión y ser muy dolorosas, a la
aparición de ampollas de líquido negruzco y con menos dolor.
Si se infectan puede haber esfacelos,
tejido necrótico por debajo de la ampolla y si la lesión ha alcanzado planos
profundos no suelen producir dolor.
Clasificación de las UPP (Estadios):
-
Estadio I: Piel íntegra con eritema
(enrojecimiento) que no desaparece a los 30 minutos de aliviar la
presión debida a
una respuesta inflamatoria aguda limitada a epidermis.
-
Estadio II: La respuesta inflamatoria se extiende a través de la
dermis hasta la unión con la grasa subcutánea. Existe pérdida parcial del
tejido cutáneo que puede afectar a epidermis, dermis o ambas. Puede haber
vesículas y flictenas (ampollas).
-
Estadio III: Pérdida de tejido cutáneo con afectación o necrosis del
tejido celular subcutáneo (escara) que
puede extenderse hasta la fascia muscular
pero sin atravesarla. Se presenta en forma de cráter profundo siempre que no
está cubierta por tejido necrótico.
-
Estadio IV: Pérdida total del espesor cutáneo con destrucción extensa,
necrosis tisular o lesión del músculo, hueso
o estructuras de soporte, como tendones o cápsula articular. Presenta lesiones
con cavernas o trayectos sinuosos.
Muy interesante post. Me ha parecido interesante ller sobre úlceras por presión en un blog de podología ya que, efectivamene, en muchas ocasiones afectan a los pies. Por mi trabajo, visito a menudo residencias para personas mayores, y estoy convencido de que todo lo que apunte hacia una prevención y tratamiento de las úlceras (o nafras) en ancianos ayudaría mucho al cuidado de los residentes. Gracias por dar la información de forma esquemática y fácil.
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